
Ingredientes y recetas para triunfar en el mercado federal
Primer libro en español que enseña a los hispanos a hacer negocios con el Tío Sam

Ingredientes y recetas para triunfar en el mercado federal
Primer libro en español que enseña a los hispanos a hacer negocios con el Tío Sam
Bienvenidos al Banquete Gubernamental
Cómo Compartir Mesa con el Tío Sam y Degustar el Manjar Federal
Este es el libro que yo hubiera deseado que mis padres tuvieran cuando llegaron a este país, a esta gran nación que nos brinda tantas y tantas oportunidades.
Así de cercanas son las motivaciones que llevaron al Dr. Rafael Marrero a escribir este revolucionario texto; un libro que, a día de hoy, ya ha despertado el apetito de unos cuantos interesados en saborear la exquisita salsa. No es para menos.
En esta obra ‒la primera en español sobre contratación federal, destinada específicamente a los hispanos‒ el empresario devenido mentor desmenuza, paso por paso, todos los ingredientes que hacen falta para preparar el banquete con el comensal más rico del mundo: el Tío Sam.
Al tratarse de una cena de gala en la que no se puede improvisar, el Dr. Marrero deja claro que todas las recetas del emprendimiento deben estar a gusto de tan importante anfitrión, pero también contener ese sabor a triunfo, a victoria conseguida, a esfuerzo bien premiado, que solo un contratista federal puede sentir.

Al convite podrán presentarse todos los empresarios latinos ávidos de un buen manjar. No importa si sus negocios son pequeños o medianos; no interesa si son propiedad de hombres, mujeres, veteranos o minorías; tampoco importa si están en zonas subutilizadas o si tienen alguna desventaja económica. El caso es que den lo mejor de sí para asistir.
Obviamente, todos, sin distinción, deberán tener un plan estratégico bajo la manga (a un banquete de semejante nivel no se puede llegar con las manos vacías, claro está). Siendo así, los emprendedores deberán traerle algo realmente bueno al Tío Sam. ¿Acaso un producto de valor? ¿Quizás un servicio vital? Sea lo que sea, tienen que ir preparados para impactar.
El Dr. Marrero también aclara en el libro que los empresarios tienen que registrarse en las agencias federales antes del agasajo. O sea, todos deberán tener los respectivos códigos de sus compañías antes de sentarse a la mesa, de lo contrario no podrán ser parte del festín.
De manera paralela, tendrán que poner en orden su capital y estar listos para ser auditados en cualquier momento. Es que el Tío Sam no verá con buenos ojos a aquellos que asistan a la cena sin haber organizado sus finanzas (ya se sabe que la comida cae mejor cuando no hay sobresaltos económicos, ¿verdad?).
El experto en negocios con el Gobierno igualmente expone en el texto la importancia de que cada empresario cuente con un resumen de sus capacidades corporativas. Imagina que, en pleno banquete, al Tío Sam se le ocurra pedirle un sumario con su información de contacto y sus principales fortalezas, y no lo tenga. No. Definitivamente, ese riesgo no se puede correr.
Como tampoco se puede ir al convite sin antes haber organizado asuntos como la infraestructura del negocio. Eso es fundamental también, al igual que haber elegido al menos a cinco entidades federales con las que trabajar, conocer las oportunidades de licitación y saber quiénes son los principales contratistas de su sector.
Antes de saborear el manjar del Tío Sam, los dueños de negocio que quieran ser proveedores del Gobierno igualmente deben asistir a reuniones con especialistas, gerentes de programas y oficiales de contrataciones para aprender más al respecto (seguramente de esos encuentros también saldrán útiles consejos de etiqueta gubernamental).
Finalmente, el llamado Rey Midas de los contratos federales insta a los potenciales proveedores a conseguir un contrato maestro u otro vehículo de contratación federal para así dar consecución a su meta, ganarse un puesto con honores en la mesa estatal y, ahora sí ‒ ¡por fin! ‒ degustar la archifamosa salsa del Tío Sam.
¡Buen provecho!

Este es el libro que yo hubiera deseado que mis padres tuvieran cuando llegaron a este país, a esta gran nación que nos brinda tantas y tantas oportunidades.
Así de cercanas son las motivaciones que llevaron al Dr. Rafael Marrero a escribir este revolucionario texto; un libro que, a día de hoy, ya ha despertado el apetito de unos cuantos interesados en saborear la exquisita salsa. No es para menos.
En esta obra ‒la primera en español sobre contratación federal, destinada específicamente a los hispanos‒ el empresario devenido mentor desmenuza, paso por paso, todos los ingredientes que hacen falta para preparar el banquete con el comensal más rico del mundo: el Tío Sam.
Al tratarse de una cena de gala en la que no se puede improvisar, el Dr. Marrero deja claro que todas las recetas del emprendimiento deben estar a gusto de tan importante anfitrión, pero también contener ese sabor a triunfo, a victoria conseguida, a esfuerzo bien premiado, que solo un contratista federal puede sentir.
Al convite podrán presentarse todos los empresarios latinos ávidos de un buen manjar. No importa si sus negocios son pequeños o medianos; no interesa si son propiedad de hombres, mujeres, veteranos o minorías; tampoco importa si están en zonas subutilizadas o si tienen alguna desventaja económica. El caso es que den lo mejor de sí para asistir.
Obviamente, todos, sin distinción, deberán tener un plan estratégico bajo la manga (a un banquete de semejante nivel no se puede llegar con las manos vacías, claro está). Siendo así, los emprendedores deberán traerle algo realmente bueno al Tío Sam. ¿Acaso un producto de valor? ¿Quizás un servicio vital? Sea lo que sea, tienen que ir preparados para impactar.
El Dr. Marrero también aclara en el libro que los empresarios tienen que registrarse en las agencias federales antes del agasajo. O sea, todos deberán tener los respectivos códigos de sus compañías antes de sentarse a la mesa, de lo contrario no podrán ser parte del festín.
De manera paralela, tendrán que poner en orden su capital y estar listos para ser auditados en cualquier momento. Es que el Tío Sam no verá con buenos ojos a aquellos que asistan a la cena sin haber organizado sus finanzas (ya se sabe que la comida cae mejor cuando no hay sobresaltos económicos, ¿verdad?).
El experto en negocios con el Gobierno igualmente expone en el texto la importancia de que cada empresario cuente con un resumen de sus capacidades corporativas. Imagina que, en pleno banquete, al Tío Sam se le ocurra pedirle un sumario con su información de contacto y sus principales fortalezas, y no lo tenga. No. Definitivamente, ese riesgo no se puede correr.
Como tampoco se puede ir al convite sin antes haber organizado asuntos como la infraestructura del negocio. Eso es fundamental también, al igual que haber elegido al menos a cinco entidades federales con las que trabajar, conocer las oportunidades de licitación y saber quiénes son los principales contratistas de su sector.
Antes de saborear el manjar del Tío Sam, los dueños de negocio que quieran ser proveedores del Gobierno igualmente deben asistir a reuniones con especialistas, gerentes de programas y oficiales de contrataciones para aprender más al respecto (seguramente de esos encuentros también saldrán útiles consejos de etiqueta gubernamental).
Finalmente, el llamado Rey Midas de los contratos federales insta a los potenciales proveedores a conseguir un contrato maestro u otro vehículo de contratación federal para así dar consecución a su meta, ganarse un puesto con honores en la mesa estatal y, ahora sí ‒ ¡por fin! ‒ degustar la archifamosa salsa del Tío Sam.
¡Buen provecho!
¡Descubra a qué Sabe la Salsa!
En esta gran cocina de chef que es el emprendimiento al máximo nivel, se cuecen las mejores lecciones para obtener el más suculento manjar. La mesa está servida. ¡Su plato espera por usted!